Las crisis tardías de tres procesos de paz

El 16 de enero se cumplen 21 años de la firma de los Acuerdos de Paz de El Salvador. Hoy, por la violencia de pandillas juveniles conocidas como Maras, se producen más víctimas mortales que las que provocaba la guerra.

En Sudáfrica, el proceso de paz culminó entre 1990 y 1994. En los últimos años, se observan preocupantes brotes de violencia y racismo, especialmente entre jóvenes. El más grave episodio se ha producido en agosto de 2012 con la huelga de Marikana que provocó 47 orologi replica cartier víctimas mortales.

En Irlanda del Norte, la fase final del proceso de paz arranca en diciembre de 1993, con la Declaración de Downing Street, y se cierra en abril de 1998, con los acuerdos de Viernes Santo. En los últimos días, asistimos a graves incidentes en Belfast, protagonizados, según la policía, por jóvenes que no habían nacido o no tenían uso de razón en el proceso de paz.

Esta coincidencia temporal, 20 años después, de fenómenos de violencia tardía en procesos de paz de los 90 refuerza una hipótesis que vengo defendiendo durante los últimos años con respecto al caso vasco:

1. Una sociedad que padece años de guerra, violencia o violaciones de derechos humanos vive una experiencia social y políticamente traumática, que condiciona la manera de afrontar su pasado, presente y futuro.

2. El proceso de paz pone fin a la violencia. El proceso de reconciliación trata de superar los condicionamientos destructivos de la violencia, que son diferentes en cada persona, según dónde le haya tocado vivir esa realidad.

3. Un proceso de paz que no promueve una cultura de convivencia corre el riesgo de enfrentar brotes reactivos e imprevisibles de violencia, producidos por una mala asimilación del trauma de la violencia en el cuerpo social.

4. Estos fenómenos reactivos tienden a ser protagonizados años después por jóvenes que no padecieron directa, sino indirectamente por transmisión familiar, las consecuencias de aquella experiencia de violencia.

Según nos cuentan sus protagonistas, ni en El Salvador, ni en Sudáfrica, ni en Irlanda se hizo en su momento un esfuerzo suficiente en políticas de convivencia y reconciliación. Ahora lo lamentan. En el caso vasco estamos a tiempo y en condiciones de hacerlo. Ayuntamientos y escuelas tienen un papel destacado.

Jonan Fernandez
@FernandezJonan

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