Maider Maraña
Termina el mes de marzo. Uno de esos meses que nos sirven para reivindicar y visibilizar cosas que suceden todo el año, pero que son invisibles: en este caso, las mujeres y todo el trabajo que realizan, las desigualdades de género e incluso las violencias de género que atraviesan nuestras sociedades.
Esta vez queremos centrarnos en señalar algo que quienes trabajamos o somos activistas en lo social conocemos perfectamente: la solidaridad y la acción social, en las entidades y asociaciones, tiene rostro de mujer.
La Plataforma del Voluntariado en España señalaba en 2020 que el 58% de voluntarias son mujeres, frente al 42% de hombres (fuente). Hace solo unos días, el estudio “La presencia femenina en el Tercer Sector 2024” nos recordaba que, a pesar de que el Tercer Sector (asociaciones, organizaciones, fundaciones…) solo representa el 3,2% de las contrataciones y el 1,4% del PIB, el 71% de las personas en plantilla son mujeres.
Claramente, el cuidado -también en lo social-, tiene rostro de mujer, con todo lo que ello conlleva.
Las mujeres componen el grueso de los equipos técnicos de todas estas organizaciones que son indispensables para el mantenimiento de nuestras sociedades, aunque esto tampoco siempre se reconozca.
Sin embargo, sin sorpresas, vemos que según vamos escalando en los puestos hacia la dirección o el patronato, los hombres retoman espacio y las mujeres no están tan presentes. En cualquier caso, mientras que en las empresas o en las cátedras universitarias la presencia de mujeres en los puestos directivos no supera el tercio, en las organizaciones el 54% está dirigido por una mujer. Eso sí, las organizaciones más grandes en cuanto a volumen de negocio siguen estando más dominadas por direcciones con hombres al frente.
Baketik no es una excepción en esto: en nuestro equipo estable 8 somos mujeres, solo uno es hombre. Y en nuestros programas icónicos donde el voluntariado es clave, como el programa de mentoría Izeba, con niñas y niños bajo tutela institucional, o los grupos ciudadanos locales de construcción de paz y convivencia, las mujeres siguen siendo mayoría, especialmente en los programas más vinculados a la mentoría (y al cuidado). Por último, señalar que en Baketik la directora es una mujer, así que cumple también en eso con la tendencia de otras organizaciones.
Esto es, también en Baketik las labores de cuidados, en este caso de cuidados sociales, las realizamos las mujeres, como trabajadoras remuneradas o como trabajadoras voluntarias.
A todas ellas, este post y el reconocimiento a su dedicación, a las horas de compromiso, con el compromiso -por nuestra parte- de intentar visibilizar ese trabajo no solo en marzo, sino a lo largo de todo el año.