Las historias de Ane y Hassan no acaban aquí. Son historias abiertas cuyo final escribimos entre todos/as. Vidas que se entrecruzan y nos enriquecen. Como espejos en los que nos reflejamos y podemos ver más similitudes que diferencias.
Dos historias de vida. Dos historias paralelas, lejanas y a la vez tan cercanas. Dos historias de superación sí, pero con un punto de partida muy desigual. La historia de Hassan está basada en hechos reales pero lamentablemente en muchos casos no se puede hablar de historias de éxito. Las dificultades son muchas y sin apoyo resultan insalvables. Por ello creemos que es necesario que cada uno/a de nosotros/as aportemos nuestro granito de arena para construir una sociedad inclusiva en la que se garantice la igualdad de oportunidades para todas las personas. Una sociedad donde sea posible que jóvenes migrantes desarrollen su proyecto de vida. ¿Cómo? Por ejemplo, cada uno de nosotros/as podemos optar por un discurso constructivo, no difundir rumores y así promover un cambio de mirada hacia estas personas en nuestro entorno, huyendo de estereotipos y prejuicios. Que la igualdad de oportunidades sea una realidad también está en nuestras manos.