Si nuestro conflicto fuese el de otros

Nuestra sociedad afortunadamente ha destacado y lo sigue aun haciendo por su significativo compromiso solidario con realidades de otros pueblos y países. Concretamente, somos una sociedad a la que los conflictos que han vivido otras personas, no le han resultado ajenos.

El caso saharaui es ese sentido paradigmático pues ha conseguido concitar como nadie en la sociedad vasca, el apoyo plural y mayoritario, a veces casi unánime de los partidos políticos y de los sindicatos. Un ejemplo más pues de que el acuerdo es posible.

Seguramente son muchas las diferencias y los factores que hacen que ese conflicto, u otro, haga suyos apoyos plurales y puntos de acuerdo entre diferentes, al tiempo que nuestro conflicto por excelencia, siga huérfano en buena medida de ellos. Pero si entrar en análisis excesivamente sesudos, quiero destacar la importancia radical que tiene en la visión de un conflicto el rol que él desempeñemos o creamos desempeñar. Así, otros conflictos, en tanto que son los de otros, nos permiten despojarnos de nuestras armaduras, de nuestras pinturas de guerra y dejar que el razonamiento y la escucha hagan el resto.

Que bueno sería pues que nuestro conflicto fuese el de otros ¿verdad?. No sólo por todos los sufrimientos inmerecidos de los que nos hubiésemos librado, sino porque seguramente, contaríamos ya con diferentes propuestas para promover el diálogo y los acuerdos entre las partes e incluso tendríamos listados consensuados de denuncias de violaciones de derechos humanos.

Pero no es así. Nuestras décadas de conflicto violento, de violaciones, de sufrimientos, de poner a fin de cuentas las ideas por encima de la dignidad, son nuestras y de nadie mas. Y sin embargo, quizás no nos vendría mal, siquiera como ejercicio intelectual, que un día probáramos a analizar nuestra realidad con ojos ajenos. Darnos el permiso de mirar lo ocurrido sin etiquetas, ni prejuicios, como si de un conflicto entre hombres y mujeres de otro continente fuera.

Sé que sólo sería un ejercicio intelectual pero estoy seguro que nos ayudaría al menos a ver muchos de los dolores y sufrimientos como tales, independientemente de quien los haya sufrido; las violaciones de derechos humanos, deleznables y denunciables todas, independientemente de quien las hubiese cometido; y quien sabe si hasta dignas todas las vidas, dignas hasta el punto de no dejar que ninguna de ellas quedase aplastada por idea política alguna.

 

Iker Uson

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