Son jóvenes que por diferentes circunstancias han tenido que pasar parte de su infancia y/o adolescencia sin el apoyo de su familia de origen. Esto hace que deban afrontar su emancipación con pocos adultos de referencia, con un abanico de oportunidades menor y con la presión para hacerlo lo más rápido posible.
En Gipuzkoa, el apoyo de las instituciones a nivel de vivienda y económico puede llegar hasta los 23 años, en función de los casos; aunque la edad media de emancipación en Gipuzkoa es de 30 años.
En todo caso, y aunque tengan apoyo instrumental de las instituciones públicas como la DFG, es cierto que tienen carencias en cuanto a red social, adultos referentes que les puedan acompañar o afectividad.
En el caso de las personas extranjeras la vulnerabilidad es aún mayor, ya que una vez alcanzan los 18 años afrontan una situación legal y administrativa que complica su integración. Se enfrentan a un camino lleno de trabas hacia la vida adulta: aunque existan marcos legales y planes de integración, las barreras administrativas retrasan el proceso .
Según la actual Ley de Extranjería, para que estos/as jóvenes extranjeros extutelados puedan incorporarse al mercado laboral necesitan un permiso de trabajo. Para tramitarlo, un requisito indispensable es contar con una oferta de empleo de 40 horas semanales, un año de duración y que ofrezca el salario mínimo interprofesional. Requisitos que dificultan su acceso a un mercado laboral precario.
Cuando encuentran a alguien que les quiere ayudar, les pide el permiso de trabajo y ellos no lo tienen. Les tienen que hacer una oferta laboral y ellos solicitar la autorización para trabajar en la oficina de extranjería. Cuando se la concedan, no antes, les pueden contratar. Evidentemente en todo ese tiempo el empleador ya ha encontrado a otra persona. Es la pescadilla que se muerde la cola.
Para la renovación de la residencia temporal de menores no acompañados cuando acceden a la mayoría de edad se les exige acreditar que disponen de medios de vida para el período que se solicita la residencia.
¿Qué podemos hacer como sociedad en favor de ellas y ellos?
Todos/as y cada uno de nosotros/as podemos hacer algo a favor de colectivos desfavorecidas como los jóvenes extutelados; y todo pequeño cambio en nuestra actitud personal trae consecuencias. Por ejemplo, cada uno de nosotros/as podemos optar por un discurso constructivo y así promover un cambio de mirada hacia estas personas en nuestro entorno, huyendo de estereotipos y prejuicios (p.e. no difundir rumores).
En los últimos meses se ha detectado un aumento de los mensajes racistas publicados en redes sociales contra menores extranjeros no acompañados. Los datos, proporcionados por el Observatorio Español de Racismo y Xenofobia apuntan a que los ataques provenientes de la extrema derecha se centran en criminalizar a los menores migrantes y que el discurso del odio se ha focalizado con fuerza en ellos.
La juventud migrante extutelada se ha convertido en objeto de rumores, mitos y prejuicios. Es muy necesario dar respuesta a los bulos que tienen como objeto desinformar acerca de la juventud migrante extutelada. Podemos recurrir a estadísticas y datos oficiales para desmontar ideas y acercar la verdadera realidad de este colectivo.
- Es falso que los jóvenes migrantes vienen a delinquir. No hay estudios que avalen esta relación entre la inmigración y la delincuencia. Sin embargo, se ha convertido en uno de los bulos más extendidos sobre la población joven, migrante y extutelada.
- Es falso que no quieran trabajar. Acceder a un trabajo es una de las máximas preocupaciones de la juventud migrante extutelada y, de hecho, es también una de las principales motivaciones para emprender el proceso migratorio. La verdadera realidad en relación al trabajo para estos/as jóvenes es la falta de oportunidades, trabas con la documentación, condiciones precarias, sin contrato, derechos ni garantías.
- Es falso que sean machistas y cometan delitos sexuales. A pesar de que se haya extendido el discurso que relaciona la inmigración y la violencia machista y sexual, los datos de organismos como el INE o el Instituto de la Mujer lo desmienten. Se trata de un prejuicio que, además de ser incierto, ocasiona mucho daño en el colectivo.
- Es falso que vengan por el efecto llamada y las políticas buenistas. Existe la idea equivocada de que la juventud migrante extutelada viene a España a consecuencia de un «efecto llamada» por las políticas «buenistas». Observamos que lo que realmente existe es un «efecto salida»: es la realidad de los propios países la que les empuja a migrar a edades muy tempranas. En realidad no hay políticas fáciles para la juventud migrante: desde que alcanza los 18 se encuentra en una continua encrucijada hasta conseguir arreglar su documentación o acceder a una vivienda.
Por otro lado, la integración de los y las jóvenes extranjeros/as no solo resulta beneficiosa para estos/as chicos/as, sino también para el país que los acoge. Así se demuestra en el informe «La contribución de la inmigración a la economía española«, elaborado por el Defensor del Pueblo, donde se destaca, entre otros muchos argumentos, que el envejecimiento demográfico español se ha traducido en una «reducción de la fuerza laboral nativa». En este contexto, la migración se convierte en un factor de “reemplazo demográfico” que asegura el mantenimiento del sistema de pensiones y del crecimiento económico del país.