La mayor potencia del mundo

En septiembre retomamos el ciclo de conferencias que Baketik y el Museo San Telmo hemos organizado en el 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En un ciclo de conferencias sobre Derechos Humanos no podía faltar quien nos hablara de los Deberes Humanos. Quién mejor que Pilar del Río, periodista y presidenta de la Fundación Saramago, y promotora de la Carta de los Deberes y Obligaciones de las Personas, carta que responde a la necesidad urgente de acción que José Saramago manifestó cuando se le fué otorgado el Premio Nobel de Literatura, hace 20 años, el año que se cumplía medio siglo desde la proclamación de la Declaración. Aquel día, el escritor hizo un llamamiento a toda la ciudadanía: “ningún derecho podrá subsistir sin la simetría de los deberes que le corresponden. Con la misma vehemencia y la misma fuerza con que reivindicamos nuestros derechos, reivindiquemos también el deber de nuestros deberes”.

Fue la Universidad Nacional Autónoma de México y su entonces rector José Narro, quien, 16 años después del discurso del Nobel, recogió el guante lanzado por Saramago y puso en marcha, junto con la Fundación José Saramago y la World Future Society (Capítulo México), todo un proceso de reflexión y debate entre varios cientos de intelectuales, académicos y representantes de la sociedad civil. “Tratábamos de frenar el caos que supone vivir en un planeta con 10.000 millones de cuerpos y almas, con sus sueños y necesidades, cuando hace un siglo no eran más que 1.600 millones”. El cambio de realidad requería nuevas respuestas. “Nadie va a actuar por nosotros, y lo que no hagamos se queda sin hacer”, decía del Río.

Así que redactaron una carta, con un preámbulo y 23 artículos que invocan a la ética de la responsabilidad y la corresponsabilidad. Tal como indican en el preámbulo: “Numerosas personas han supuesto que los derechos no tienen correspondencia con las obligaciones. Es como si se pensara que un individuo ha asumido todos los derechos para su crecimiento y la obtención de sus satisfactores, sin que ello implique asumir carga alguna para consigo mismo, sus semejantes, el entorno que lo rodea o para con el estado. Es necesario pensar el mundo de los derechos en clave de corresponsabilidad”.

Decía del Río que ante las atrocidades que vemos cada día (desapariciones forzosas, trabajo infantil, guerras, injusticias infinitas…) tenemos la obligación de informarnos, pero sobre todo hablaba de la “obligación de intervenir cuando vemos que se violan estos derechos”. Eso es lo que pretende recoger la Carta de Deberes y Obligaciones, “hacernos ver la obligación que tenemos de participar en los asuntos públicos, de exigir a las instituciones pero también a nosotros mismos, actuar frente a las injusticias. ¿Es ese un acto de voluntarismo? No, es la voluntad frente a la arrogancia de los que se creen impunes. La ciudadanía somos la mayor potencia del mundo, por más que el sistema nos distraiga para que no usemos nuestra colosal potencia”.

Contaba la historia de un campesino de Florencia, que tocó a difuntos en el campanario. Y los vecinos preguntaban quién era el finado. “Es la justicia, –decía el campesino– la justicia ha muerto”, porque el juez había dado la razón al poderoso, frente al débil. “La Declaración de Deberes es un toque de campanas, para que la ciudadanía se dé cuenta de que somos muchos, y mucho más que dos. Sin nosotros se acaba la historia. Hace falta derechos y hace falta deberes para llegar al estupendo humanismo que como seres de conciencia y razón podemos alcanzar si queremos”.  

Por último, insistía en la importancia de la formación: “es fundamental que en las escuelas se hable y se ofrezca formación sobre los Derechos Humanos. Y por supuesto, si la Carta de los Deberes circulara y se estudiara, no haría mal a nadie, y bien sí”.

En abril de este mismo año han presentado el documento ante la ONU y su Secretario General António Guterres. “En nuestro objetivo de llegar a la conciencia, la ONU ha sido otro paso; queremos que la organización declare los deberes, como en su día lo hizo con los derechos. En estos tiempos sombríos, va a ser necesario el concurso de todos”.

Aquí se puede ver la conferencia completa:

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