La cuestión del idioma cuando de convivencia se trata

 

En los procesos de recuperación de la convivencia a nivel local que estamos acompañando desde Baketik, uno de los ejes de acción es la promoción de la comunicación entre las personas. Un elemento clave para que esa comunicación funcione, radica lógicamente en el idioma.

 

Nuestra humilde experiencia de estos últimos años, nos ha demostrado que una primera cuestión sobre la que en muchos pueblos surge el disenso es sobre la propia gestión idiomática del proceso. Esto es, si aspiramos a promover la reconciliación entre las personas con el objetivo de recuperar una convivencia basada en el respeto, ¿en qué idioma lo hacemos?, ¿lo hacemos en castellano que es una lengua en la que todas y todos nos manejamos? ¿y entonces el euskara queda relegado a un segundo plano?, ¿lo hacemos todo en castellano  y euskera si o si?

 

Por nuestra parte no hay ni reglas de oro ni normas que funcionen siempre, pero entendemos que si de respeto se trata, la cuestión del idioma no es un tema menor, ni puede quedar relegado a una cuestión procedimental, menos aun si se toma en cuenta la objetiva carga política y emocional que esta cuestión ha tenido y tiene.

 

Lo que hemos extraído de las experiencias locales concretas al respecto, es que una vez que se ha podido tratar abiertamente sobre la cuestión idiomática y las partes han podido consensuar la importancia que para unos y otros, ésta tiene, ha sido más sencillo llegar a soluciones prácticas. Intentar proponer estas u otras soluciones, obviando el diálogo previo sobre la cuestión, no funciona, más bien enquista las posiciones.

 

En conclusión: las partes, sean estas concejales o ciudadanos y ciudadanas, deben antes o después “hincarle el diente” a la cuestión. Cuando no se ha hecho, han surgido los roces y los malos entendidos, cuando no la obstaculización parcial o total de la participación de parte de la ciudadanía.

Iker Uson

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