Hace unos días revisando prensa antigua di con un artículo escrito por un miembro del consejo de uno de los grandes bancos de España. En él y citando a su máximo jefe, esto es al presidente del banco, reflexionaba sobre lo interesante y necesario que sería que las personas en general, recibiéramos formación financiera. Según él, la crisis económica había demostrado que muchas personas habían tomado malas decisiones a nivel financiero y por lo tanto, era muy recomendable formar a la ciudadanía en la gestión de sus activos financieros.
A uno no puede más que llamarle la atención que un miembro de uno de los principales bancos españoles, pero que más allá de la territorialidad creo que podría servirnos casi cualquiera al azar, proponga como conclusión de la actual crisis, la de que los humildes hombres y mujeres, digamos que de una cuenta corriente al uso e hipoteca mensual, tengamos que recibir formación en finanzas. A mí me suena a regañina paternalista, a una especie de “como no habéis sabido gestionar vuestros riesgos financieros, tendréis que formaros para que no vuelva a pasar”.
Compartiendo la importancia que tiene en un mundo de capitalismo financiero como el actual controlar al menos el abc de las finanzas, no puedo más que echar de menos en su reflexión un apartado a la autocrítica. O es que ¿fueron los ciudadanos los únicos que se confundieron en sus gestiones financieras?.
Es por ello que animo a que todos, pero también a las personas con influencia en el mundo financiero, nos formemos en ética y reflexionemos sobre el objetivo último de nuestras decisiones financieras. Pues una formación financiera que sea ciega a las personas, no es ética y si no es ética su fin último ya no será la persona. Así pues, formación financiera sí pero basada en la ética pues si algo deberíamos preguntarnos en estos difíciles tiempos es, si todo vale y todo sirve para ampliar mi patrimonio, sea el de un banco o el mío propio.
Iker Uson