El peso de los trasfondos

Aquello que está detrás de la apariencia o intención de una acción. El trasfondo va así, más allá de lo visible pero, sin embargo, es lo que motiva, lo que impulsa, lo que tracciona por encima de lo demás. El trasfondo actúa con determinación ocultando las intenciones y motivaciones reales.

Es perceptible porque con un poco de capacidad valorativa podemos deducir que está operando en silencio, pero activamente. Y, aunque no tengamos acceso a su contenido, debemos tener presente que está ahí, en la sombra. Tener conciencia de que está ahí nos pone en alerta, tiene carácter preventivo porque nos está avisando de que podemos caer en conclusiones precipitadas sacadas de lo aparente, cuando la realidad que sustenta el conflicto va más allá.

Allá donde interactúan intereses podemos sospechar que existen trasfondos. Aquí entra en juego lo explicito, por una parte, es decir, argumentaciones, razonamientos, ideas… que utilizan las partes para convencer, sugerir, animar o seducir a la otra parte en esa negociación de intereses; y, por otro lado, los trasfondos que son las motivaciones ocultas que mueven los intereses.

Todo lo anterior toma mucha más fuerza en los conflictos. Aquí también interactúan intereses, pero esta vez están en contraposición, por lo que los trasfondos juegan un papel estratégico que asienta la postura de las partes y que necesariamente hay que desvelar para elaborar constructivamente el conflicto. Ello no garantiza ningún resultado, no asegura que podamos llegar a buen puerto pero, sin duda, se deberán hacer explícitos como condición, para sacar a la luz la verdadera naturaleza del conflicto. Además revelar esos trasfondos se puede interpretar como un indicio de que las partes están en disposición de cooperar, en actitud de llegar a un entendimiento, porque requiere desvelar las motivaciones más ocultas e interesadas. Es como poner los contadores a cero para desarrollar los siguientes pasos.

En una cultura competitiva e individualista los trasfondos toman mucho sentido. Frente a lo anterior, en una cultura colaboradora, los trasfondos se disipan porque las relaciones están basadas en la honestidad y ahí no tienen cabida. Podemos deducir del razonamiento anterior el tipo de cultura que gobierna en nuestra sociedad…

Ion Irurzun

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