CONSTATACIONES PARA EL OPTIMISMO

El actual escenario político y social está teñido de cierta frustración sobre del proceso de paz porque para algunas personas no se están cumpliendo sus expectativas. Esta frustración se proyecta en el adversario político, cruzándose los reproches, y en consecuencia, dificultando el acercamiento de posturas.

Al mismo tiempo, el nuevo curso político que hemos iniciado se va ver mediatizado en buena medida por las elecciones de la próxima primavera que promoverán en la búsqueda del voto más la diferenciación entre las formaciones políticas que al acuerdo entre las mismas.

·Primera constatación. La asunción social de que estamos en un nuevo tiempo de oportunidades. Desde la declaración del cese definitivo de ETA, las personas, independientemente de sus sensibilidades políticas, perciben en su día a día la existencia de un tiempo diferente a los vividos durante décadas de violencia. Desde el año 2011, esta percepción ha ido calando y consolidándose socialmente. Hoy está asumido que estamos ante un nuevo tiempo de esperanza y de oportunidades reales para ir más allá de una paz sin violencia de ETA y recuperar la convivencia social perdida.

·Segunda constatación. El avance del discurso ético. La desaparición de la violencia ha permitido aflorar una voluntad social mayoritaria de convivir éticamente. El apoyo a la violencia se ha convertido en residual y la vulneración de la dignidad para la defensa de un objetivo, por legítimo que este sea, se considera inadmisible. Los obstáculos para el acuerdo y el entendimiento son evidentes pero no lo es menos que se esté produciendo un avance del discurso ético que finalmente es y será fundamental para la consecución de aquellos.

·Tercera constatación. Los procesos iniciados a nivel local. Desde el ámbito político local y en la mayoría de los casos de forma consensuada, en un número nada despreciable de municipios, se han iniciado procesos de participación ciudadana con el objetivo de recuperar la convivencia.

Al calor de estos procesos, cada vez más personas participan y expresan su interés por crear espacios en los que puedan dialogar sobre la base del respeto. Estos procesos locales están quedando en buena medida fuera de los focos mediáticos y sin embargo, son un ejemplo de que el diálogo y el encuentro entre personas diferentes es posible.

Pero la consolidación de estas tres constataciones para el optimismo no es suficiente. La recuperación plena de la convivencia en el futuro sigue requiriendo de un firme compromiso personal, político y social en el presente.

Baketik

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