Acercarse al sufrimiento: una oportunidad para la humanización (IV)

Compromisos para un acercamiento humanizador al sufrimiento

Hemos visto en una serie de posts algunas claves para para acercarnos al sufrimiento de las víctimas desde la empatía, y queremos acabar respondiendo a la pregunta: ¿cuáles son los compromisos necesarios?

·Con el acompañamiento. No podemos abandonarles, ni ignorar su situación, ni desentendernos del drama que han padecido y padecen. Como ciudadanos/as debemos personalizar nuestro apoyo a las víctimas teniendo en cuenta que cada caso representa una realidad diferente. Y, colectivamente, debemos socializar y visibilizar esta solidaridad.

·Con sus derechos. Todas las víctimas tienen derecho a la verdad, la justicia y la reparación. De ellos se derivan una serie de obligaciones sociales como: el derecho al reconocimiento y rehabilitación integral; a recibir el debido apoyo material bajo una coordinación interinstitucional; así como la promoción de espacios en los que puedan ejercer su derecho a una memoria crítica con lo que ellas sufrieron.

·Con la dignidad humana. El sufrimiento y sus consecuencias no tienen marcha atrás. La condición de víctima acompaña a las víctimas en su vida. Esto puede ser una parte de su vida o puede totalizar la vida. Porque tiene dignidad humana la víctima es más que su dolor y más que su condición de víctima. Debemos comprometernos a empoderar a las víctimas en su inalienable dignidad humana.

·Con la desapropiación. Nadie puede ni debe apropiarse de la causa de las víctimas o pretender protagonizarla porque nadie tiene la exclusiva del sufrimiento. La solidaridad con las víctimas debe ofrecerse y aceptarse con independencia de la razón política que cada cual defienda y sin otro motivo que el compromiso con la defensa de la dignidad humana.

·Con el consenso. Es fundamental el compromiso con la “no crispación” en relación a todo lo que tenga que ver con las víctimas y a no actuar unilateralmente. Debemos comprometernos a que todo paso en favor de las víctimas se rija por el criterio de buscar lo que nos une frente a lo que nos divide.

Si hacemos nuestros estos compromisos, estaremos cada vez mejor encaminados para crear una sociedad más reconciliada. El sufrimiento es parte ineludible de la vida, pero en el caso que nos ocupa, el de la vivencia de las víctimas, podemos y debemos hacer mucho más para acompañarles, humanizarles y convivir así con el respeto hacia la dignidad humana como base de nuestras relaciones.

 

Iker Uson

 

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