Acercarse al sufrimiento: una oportunidad para la humanización (II)

El acercamiento desde la condición de víctima


En el post anterior hablábamos de la vivencia de las víctimas, y ahora nos preguntamos: ¿cuáles son los elementos que definen el sufrimiento de las víctimas?

Las víctimas sufren en primer lugar por la agresión que padecieron y por la extensión del sufrimiento infringido al desarrollo de su vida. Pero además de por eso, las víctimas pueden sufrir por razones que tiene ver con cómo es tratada su condición de víctima por ellas mismas, por la sociedad y por su entorno más cercano. Las siguientes son algunas de esas razones que pueden provocar una segunda victimización:

·El victimismo totalizador. Lo más importante para la víctima es superar la victimización, el bloqueo que el sufrimiento ejerce sobre su autonomía personal. Su mayor  riesgo es quedar atrapada en un victimismo que le reduce a ser solo dolor. Algunas actitudes han contribuido a promover un victimismo sin salida que empuja a ser solo y ante todo, víctima.

·La promoción del resentimiento. Hay quienes empujan a las víctimas a vincular la solidaridad con ellas con la promoción del resentimiento hacia el victimario y su entorno. Esto no ayuda a la vida de la víctima, sino que prolonga su victimización y su sufrimiento.

·La etiqueta ideológica. En bastantes ocasiones, la respuesta ante el sufrimiento ha situado a las víctimas en grupos preestablecidos política o ideológicamente como si las víctimas hubiesen elegido a su agresor. Así unos sufrimientos han sido cercanos pero otros lejanos cuando no inexistentes. La etiqueta ideológica envilece al permitir incluir o excluir a las víctimas, compararlas y hasta compensarlas entre sí mismas, olvidando lo fundamental, que fueron objeto de una grave violación de derechos humanos y que sufrieron grave e injustamente.

·La generación de heridas morales. En bastantes casos y por violencias de distinto signo, las víctimas no han sido suficientemente reconocidas o reparadas. En algunos casos extremos han sido simplemente desatendidas o sus casos ni siquiera han llegado a investigarse. El olvido, la etiqueta que pesaba sobre ellas y sus familias, se ha antepuesto a su dignidad, generando heridas morales y sufriendo un segundo proceso de victimización social que debería repararse en la medida de lo posible.

·El olvido. En estos nuevos tiempos, se puede promover la necesidad de pasar página y de mirar para adelante, olvidando el pasado. La sana ilusión de creer en un nuevo futuro puede volver a convertir a las víctimas y sus familias en un mero recurso, en este caso para la construcción de la paz, agrandando no solo su dolor, sino también la actitud deshumanizadora del resto de la sociedad. La construcción del futuro debe tener presente el pasado.

Es importante ser conscientes de todos estos elementos que son parte del sufrimiento de las víctimas. Ahora bien, conocerlo no es suficiente: hace falta acercarnos desde la empatía, preocuparnos y ocuparnos de su sufrimiento desde lo que está en nuestras manos como individuos y como sociedad.

 

Iker Uson

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