Aulas llenas de ganas de escuchar

El pasado 21 de mayo tuvimos la oportunidad de reflexionar sobre cómo trabajar con la juventud la solidaridad con las víctimas de violaciones de Derechos Humanos (podéis leer un resumen en este hilo de twitter). Las ocho personas que participaron en la mesa redonda, cada una desde su ámbito, explicó las reflexiones, emociones y conclusiones que suscita el llevar a los testimonios de las víctimas al aula.

Alguien que escucha por primera vez sobre esta experiencia puede pensar que hace falta mucha valentía, tanto por parte de las víctimas como de los centros escolares, para poner a personas que han sufrido tanto frente a un grupo de adolescentes alborotadores (y, a veces, también descarados) de 16-17 años. En cierta medida sí hace falta valentía, pero como nos contaron Axun Lasa e Iñaki García Arrizabalaga, la actitud del alumnado siempre ha solido estar llena de empatía, respeto y curiosidad. Ambos cuentan que salen de las sesiones sintiendo gratitud y esperanza, aunque no sea fácil relatarr una y otra vez sus experiencias de sufrimiento.

A la hora de organizar iniciativas así, es importante tener en cuenta, como decía un alumno, que las víctimas son mucho más que un número; son personas como tú y yo. “Debemos tratarlas sin paternalismos y con respeto, sin instrumentalizarlas” decía Gema Varona. El programa Adi-adian del Gobierno Vasco pone en contacto a víctimas y centros escolares con esa perspectiva, precisamente.

El Liceo Santo Tomás lleva unos años participando en esta experiencia. Itsaso Garzon, profesora del centro, explicó que se le da un contexto a los testimonios en las asignaturas de filosofía e historia, y después las reflexiones del alumnado suelen durar meses. A veces expresan por escrito estas reflexiones, y como ejemplo, nos compartió esta:

(…) Y no puedo quitarte de la cabeza… y no puedo olvidar tus palabras…
¿De verdad? ¿En mi pueblo? ¿Así?
Hoy, ha cambiado todo para mí. He cambiado yo. Me has cambiado tú.
Y claro que no… No puedo mirar a otro lado en las paredes manchadas de mi pueblo. (…)

Hace falta valentía para cambiar ideas, actitudes y el futuro. Las escuelas están a rebosar de valentía, llenas de jóvenes con disposición e inquietud para escuchar dolores y esperanzas. Tenemos que aprovechar eso, ya que es garantía para que la violencia vivida no se repita. Enhorabuena al alumnado y gracias a las víctimas que dan su testimonio. Su trabajo beneficia a toda la sociedad, al fin y al cabo.

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