Leía recientemente un interesante reportaje cuya primera frase era esta: “compatir en vez de poseer”. No sé a vosotros/as pero a mí me pareció lo suficientemente sugerente, no solo para seguir leyendo el artículo sino incluso para realizar mi propia reflexión personal al respecto.
Ciertamente si lo vemos con cierta perspectiva histórica el derecho a la propiedad lo cambió todo para la humanidad. Inicialmente en su versión más informal, pero no por ello menos rotunda, el sentido de propiedad marcó a los hombres y mujeres de la propia prehistoria. El ser humano casi desde sus inicios, ha hecho gala de su propiedad y tomado cuantas medidas fuesen necesarias para defenderla. Después, en la edad antigua y fundamentalmente los romanos a través del derecho, cimentaron el derecho de propiedad que a día de hoy marca nuestro sistema. En el capitalismo es el derecho por excelencia. Se habla de la libertad,replicas de relojes hublot de la indepedencia, pero en tiempos de injusticia objetiva y pobreza y miseria para millones de personas, uno se pregunta si tanto la una como la otra, pero especialmente la dignidad, han quedado sepultadas bajo el derecho a la propiedad.
Hoy en eso que vienen a llamar economía colaborativa y que tanto auge tiene gracias a la era digital en la que vivimos algunos, webs y apps nos ofrecen la posibilidad de compartir en vez de poseer. Casas, coches, comida, conocimientos… todo parece que puede compartirse. Si lo pensamos bien y conseguimos abstraernos por un instante de nuestra ligadura cerebral al derecho a la propiedad, quizás el sentido común nos diga que muchas veces tendría más sentido compartir que comprar, compartir que gastar recursos, compartir que poseer.
Algunos datos que dicho artículo incluía: el 40% de los alimentos se desperdicia en el mundo, los coches particulares pasan el 95% del tiempo parados. Solo en EE.UU. hay 80 millones de taladros cuyos dueños solo los usan 13 minutos de media… Desconozco la veracidad de los mismos pero no me parecen descabellados.
Compartir puede ser más eficiente que poseer en muchos sentidos –económica y medioambientalmente, por ejemplo– pero me resulta también más ético, al menos por dos cuestiones. En primer lugar, porque ante la pregunta “¿qué es lo primero?” nos permite responder que lo primero no debe ser siempre poseer; y, en segundo lugar, porque nos anima a cada uno/a de nosotros/as a ver que es posible cooperar y no solo competir.
Iker Uson