Fundamentalmente desde el final de la violencia de ETA, múltiples agentes sociales han iniciado procesos para promocionar la recuperación de la convivencia social tras décadas de conflicto violento.
El objetivo perseguido es todo un reto y son muchas las vías que pueden usarse para promoverlo. Inicialmente, la labor de fomento de consensos y acuerdos a nivel político local suele ser una de las prioritarias y más frecuentes. Ciertamente, conseguir que los diversos partidos políticos a nivel local puedan ponerse de acuerdo sobre el proceso de recuperación de la convivencia es y será un motor clave en el proceso.
Sin embargo, ¿solo con el motor político puede volar el proyecto de la recuperación de la convivencia? La respuesta no es única pero creo que solo con el acuerdo entre los políticos, siendo importante, no es suficiente. Se precisa activar otro motor, este sí, entiendo que imprescindible: el motor de la ciudadanía. Al fin y al cabo, es la ciudadanía, y más a nivel local, la última y principal beneficiaria de todo lo que se logre en materia de convivencia. Por lo tanto, parece importante incluir a las personas desde el inicio en el proceso.
Los desgarros y heridas producidos durante todo este tiempo en nuestra sociedad han tenido un principal afectado: la convivencia entre las personas. Los partidos políticos, tienen pues la llave de muchas de las claves del proceso, pero en última instancia, somos los hombres y mujeres los que debemos crear una nueva convivencia basada en el respeto de nuestro vecino, amigo o desconocido. Este proceso podrá ser apoyado desde los partidos pero en ningún caso saldrá adelante solo por ellos. Al contrario, puede ser la fuerza de los acuerdos entre las personas la que movilice de forma definitiva a los acuerdos también entre los partidos.
Así pues, la activación del motor de la ciudadanía parece imprescindible en el largo proceso de reconciliación de nuestro pueblo.
Iker Uson