Sorpresa en el Salón de Plenos

Terminado el curso de Baketik, el Alcalde del municipio me invitó a conocer el Salón de Plenos. Mientras yo disfrutaba viendo algunos de los detalles del lugar, él rompió el silencio: “este no es un buen lugar para dialogar”. Y continuó: “se supone que este es el lugar para que hablemos pero nos cuesta mucho hacerlo, a mí el primero; decimos miles de palabras que llenan a su vez cientos de actas, pero hablar lo que se dice hablar…”.

Esto que podría describirse como una sorpresa, desafortunadamente para mí y para quien lea este blog no lo será tanto en el fondo. Tenemos información más que suficiente para confirmar que en todos los espacios que se diseñaron para promocionar y encauzar el diálogo político, este en general es inexistente. Como bien me decía, hablar se habla pero el diálogo, entendido como esa búsqueda compartida de la verdad, no se da.

Muchos son los elementos que condicionan ese diálogo, desde el hecho de que se tome acta de todo lo que se dice pasando por la generalmente endiablada dinámica de los partidos políticos. Sin embargo, quiero hoy arrimar el ascua a mi sardina para remarcar que esos que en Baketik llamamos tropiezos habituales en los conflictos, condicionan y determinan ese diálogo político hasta el punto de que un Alcalde reconozca en privado que el pleno municipal, no es el mejor espacio para ello.

Así, responder sin escuchar, fijarnos en los posicionamientos más allá de lo que puede haber en el fondo, a veces incluso convertimos en adivinos y llegar a decir eso “ya sé lo que me vas a decir”, o llegar a plantear que es uno el que simple y llanamente tiene “toda la razón”, son tropiezos clásicos también de nuestro diálogo político.

No está de más que todos, ciudadanos y representantes políticos seamos honestos y tengamos en cuenta palabras como las del Alcalde. Nuestro actual proceso requiere de nuevas bases de diálogo y convivencia local y, por paradójico que suene, los plenos municipales pueden a veces volverse en nuestra contra. Generar nuevos y creativos espacios de diálogo político será fundamental si no queremos llevarnos “sorpresas” en el Salón de Plenos.

Iker

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